Algunos de los motivos más frecuentes de la rehabilitación de edificios son aumentar la seguridad, revalorizar la vivienda y ahorrar energía, concretamente:
- Mejorar el estado y seguridad de edificios antiguos. Si se trata de edificios muy antiguos el estado de sus vigas y pilares seguramente no sea el adecuado y esto pone en peligro la seguridad de las personas que habitan en el inmueble.
- Reducir el gasto de energía de los edificios y mejorar la sensación térmica en los hogares. De este modo, reduciríamos el frío en invierno y calor en verano. El aislamiento térmico y la impermeabilización son las principales herramientas que se conjugan para generar el confort en casa. Rehabilitación completa de la fachada: mejora del aislamiento térmico de la envolvente, rehabilitación de las partes ciegas y las ventanas, reparación las patologías que pueda sufrir, como las humedades que generan los puentes térmicos… Esta rehabilitación puede reducir el gasto de energía hasta en un 70%.
- Reducción del ruido procedente del exterior de la vivienda. El exceso de ruido puede acabar afectando al descanso. Una rehabilitación acústica, para que los vecinos no se escuchen entre sí o para amortiguar los ruidos de impacto de los pisos superiores, puede mejorar el confort acústico reduciendo hasta en 10 decibelios el ruido procedente de las paredes adyacentes.
- Eliminar humedades. Las humedades son uno de los principales problemas que sufren las viviendas y pueden convertirse en un problema crónico que puede llegar a afectar a la estabilidad del edificio. Antes de llegar a ese extremo, conviene impermeabilizar las zonas más propensas a sufrir humedades, como las estructuras enterradas (sótanos, garajes, foso del ascensor…) o las zonas más sombrías de la fachada. Además, la impermeabilización también contribuye a mejorar el confort térmico, ya que la humedad genera una sensación de frío que se suele combatir subiendo la calefacción.
- Habilitar azoteas. La rehabilitación puede convertir la azotea en un espacio útil, como una piscina o un jardín. De hecho, convertirla en una zona verde también permite ahorrar energía. Combinando un pavimento aislante térmico y una solución ajardinada ecológica se disminuirá el gasto en climatización hasta en un 30%, además de absorber las ondas sonoras disminuyendo el ruido medioambiental.